Los avances en diversas áreas de la ciencia, traducidos en adelantos tecnológicos y prácticas profesionales más minuciosas, han influenciado de manera favorable las condiciones de vida de los individuos, logrando la prolongación de la esperanza de vida a nivel global.
Según una Revisión Demográfica realizada por las Naciones Unidas en el año 2006, se estima que la población mundial aumentará de 6.700 millones de habitantes a 9.200 millones para el año 2050. El grupo etario que más crecerá será el de adultos mayores, producto de una disminución de la fecundidad y un aumento de la esperanza de vida.
Chile no escapa de esta realidad, INE (2002) indica que el porcentaje de adultos mayores, alcanza el 11.4% del total de la población chilena (1.717.478), extendiéndose la esperanza de vida a los 76 años de edad.
Reafirmando esta línea, el informe del Instituto Nacional de Estadísticas: “Chile y los adultos mayores, impacto en la sociedad del 2000” plantea que entre los años 1950-2000 el número de adultos mayores se cuadruplicó. Las estimaciones de dicho instituto esperan que para el año 2021 se haya producido una nueva cuadruplicación del número de ancianos en nuestro país.
El panorama Chileno es muy similar al Latinoamericano, pues comparten avances económicos y sociales, los cuales como consecuencia trajeron la disminución de la mortalidad y la natalidad. “Chile comparte con Argentina, Uruguay y Cuba una transición avanzada, caracterizada por bajas tasas de natalidad, mortalidad y crecimiento natural” INE (2010).
Como puede observarse, el envejecimiento de la población es un fenómeno mundial, las causas de este son mayoritariamente compartidas, pero ha sido enfrentado de manera diferente en diversas partes del mundo.
El estado de Chile se ha hecho cargo de la tercera edad implementando a través del SENAMA (Servicio Nacional del Adulto Mayor) diversos programas que contribuyen al bienestar de los ancianos. Lo que se busca con los programas gubernamentales orientados a apoyar a los adultos mayores, es contribuir a que las personas de la tercera edad logren tener una buena calidad de vida en la vejez, entendiéndose por calidad de vida a la percepción subjetiva que tienen las personas sobre diversos ámbitos de su propia vida (Osorio, Torrejón & Vogel, 2008).
A pesar de los esfuerzos gubernamentales orientados en la integración y bienestar de las personas de la tercera edad, esta tarea se ha visto parcialmente frustrada, pues los adultos mayores siguen siendo apreciados de forma peyorativa en comparación con los jóvenes o adultos-jóvenes. Ser de la tercera edad es visto como algo decadente, poco atractivo e incluso frustrante. Dicha visión muchas veces es compartida por los ancianos, lo cual los lleva incluso a exacerbar sus pesares médicos. Miralles (2011) plantea que, la contribución de los programas estatales se ve afectada debido a que la sociedad, en forma general, tiene una imagen negativa acerca de la vejez, relacionándola con dependencia, enfermedad, improductividad y vulnerabilidad, todo esto debido a su masiva jubilación del trabajo remunerado, lo que los hace no- productivos, sin contemplar el enorme potencial que dichas personas pueden tener y a su vez aportar a la sociedad.
Cathalifaud, et al (2007) concluye su investigación reafirmando la línea mencionada en el párrafo anterior, plantea que, la mayoría de los jóvenes encuestados tienen una imagen negativa de la vejez. Justifica dicho resultado planteando que la sociedad actual asocia la felicidad al éxito monetario, el cual se aleja bastante de la realidad del grupo etario en cuestión.
Tomando las palabras de Cathalifaud podemos catalogar de la siguiente forma nuestra sociedad actual, “gerascofóbico, en donde predominan actos discriminatorios frente a las personas consideradas como «viejas» y temores manifiestos ante el propio envejecimiento” (Cathalifaud, et al, 2007).
El INE en su informe “Chile y los adultos mayores, impacto en la sociedad del 2000” postula que,
“En la medida en que las políticas se orienten explícitamente a brindar igualdad de oportunidades a toda la población y contemplen mecanismos redistributivos, contribuirán a una equidad social compatible con los requisitos de un progreso económico sostenido -entorpecido por los resabios de la desigualdad socioeconómica- y afianzarán las bases de sustentación de una sociedad genuinamente democrática” (INE, 1999)
Por otra parte el informe nombrado en el párrafo anterior, plantea que, los desfavorables resultados que han tenido las campañas estatales y privadas destinadas al bienestar del adulto mayor, deben sus vicisitudes al significado que se tiene del envejecimiento. Ante esto postulan la siguiente alternativa resolutoria:
“El ámbito educativo es responsable de una gran tarea en favor de la solidaridad inter-generacional: realzar el significado del envejecimiento y fomentar la participación de los adolescentes y jóvenes en actividades dirigidas a las personas mayores” (INE, 1999)
A partir de los antecedentes recabados, podemos plantear que nuestra investigación tiene una justificación social. Esta está inmersa en un marco temático relevante para nuestra sociedad, la cual envejece a un ritmo acelerado. Esta investigación se centrará de manera específica en las representaciones sociales que tienen sobre los ancianos, alumnos de séptimo y octavo año básico de la escuela rural “Juanita Gallardo”. Dicha indagación nos permitirá refutar o reafirmar en esta muestra, la postura concluida por los autores revisados en el apartado anterior. Una vez obtenidos los datos diagnósticos de las representaciones sociales que nuestra muestra tiene sobre la vejez (positiva o negativa), podremos llevar a cabo la intervención más propicia, que logre cimentar las RS positivas o debilitar las RS negativas, dependiendo de cuál sea el resultado del diagnóstico. De este modo podremos contribuir a partir de nuestra muestra, a una sociedad más inclusiva y solidaria, que tenga en cuenta los aportes que las personas de la tercera edad han hecho a nuestra sociedad, y aun más, los que pueden seguir realizando.
Intentaremos pues responder la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las representaciones sociales referente a los adultos mayores que poseen los alumnos de 7° y 8° año básico de la escuela rural “Juanita Gallardo”? saber esto nos permitirá generar un programa comunal que inste al bienestar y la integración de la tercera edad a la sociedad.